lundi 22 août 2011

Lo más terrible y hermoso de mi carrera.


Mi padre hace años le dijo una gran frase a mi hermano mayor. Decía algo así:

"Tener hijos es embarcarte en una carrera llena de disgustos, malos ratos, enfados y sustos, para llevarte de vez en cuando una gran alegría."

El destino es curioso, porque hoy he identificado esa frase con mi trabajo, pero en este caso la alegría ha venido envuelta a su vez por uno de los peores momentos de mi vida.

Hace unas semanas ingresó una paciente en mi servicio. Para guardar el secreto profesional, voy a llamarla Juana. Juana era una mujer anciana, que cumplió la friolera de 91 años en mi servicio, pero que mantenía la cabeza en su sitio (todo un hito para alguien de tan avanzada edad). Nadie estaba engañado en cuanto a su pronóstico, ni el equipo de la planta, ni Juana ni su familia: Cáncer muy extendido, que le ocupaba entre otros cerebro, pulmones, sangre y huesos. Los médicos la pusieron rápidamente bajo cuidados paliativos, y así pasó dos o tres semanas en mi planta. No le daban más de dos meses.

En cuanto a su familia, el que peor parecía llevarlo era su marido. El pobre hombre no quería aceptar la realidad. Es muy difícil aceptar que la mujer con la que has compartido toda tu vida va a abandonar este mundo.

Ayer por la noche Juana me llamó porque le costaba respirar -algo que le había pasado otras veces-. Estaba con su marido, que tenía el abatimiento reflejado en su cara.

Apliqué el tratamiento que tocaba... y no mejoró. No nos alteramos, llamo a varios médicos y le pongo un tratamiento más fuerte, con corticoides intravenosos entre otras cosas. Además tenía el azúcar algo bajo, así que le puse algo de glucosa en vena. Con una respiración así no vi seguro darle de comer.

Parece calmarse durante un rato, y yo sigo haciendo mi trabajo.

Pero media hora después el marido sale al pasillo: Juana está inconsciente, y su respiración ha empeorado. Entro en modo "emergencia": Llamo al médico de urgencias y constato el motivo de la inconsciencia: Hipoglicemia a 0.36 g/dl (para los no entendidos, si está por debajo de 0.80 empieza a ser malo, así que imaginad...). En el tiempo que llega el doctor de urgencias controlamos el azúcar y Juana recupera la consciencia. El marido llama a sus hijos.

En resumidas cuentas, el doctor confirmó que la mujer probablemente no pasaría de esa noche. No iba a superar la insuficiencia respiratoria. Y si se paraba, no íbamos a reanimarla ni intubarla. Era lo mejor, hacer lo contrarío nos habría convertido en unos carniceros terapéuticos.

De hecho, si me hubieran pedido asistencia para una intubación, yo me habría negado.

He asistido a muchos pacientes muertos por insuficiencias respiratorias... pero nunca había asistido una persona totalmente consciente y lúcida, como era Juana, en este caso. Una muerte por insuficiencia respiratoria equivale a morir porque tus pulmones se niegan a funcionar.

Llegan dos familiares de ésta -el hijo y el yerno- que se quedan con ella. Suspiré aliviado: al menos el marido de Juana no tendría que soportar eso solo. Le venía demasiado grande.

En las horas siguientes llegó otro grupo de familiares. La pobre Juana sufría, e igualmente lo hacía su familia. No podía permitirme estar fuera de la habitación demasiado rato. Juana siempre se tranquilizaba al verme, y me decía cosas como "Eres un encanto", o "Éste es Manuel, el salvador de las Baleares". Si hay algo peor que asistir a una persona moribunda durante varias horas, es que encima te diga cosas así. Sonríes a la paciente, y le dices "Claro que estoy aquí". Pero con cada una de esas palabras el alma se te va cayendo a los pies. Porque no puedes evitar implicarte emocionalmente con alguien que muestra tanto amor por ti.

La familia me paró varias veces. Me contaron lo mucho que les había hablado Juana de mí: que éramos un encanto, que la tratábamos muy bien, que varias veces yo le había hecho una tisana por la noche a escondidas del médico.... (esto último es cierto).

Y si hay algo que te mueve el corazón de una forma especial es ver que una persona moribunda, que ni siquiera hace un mes que conoces, está agradeciéndote con toda su alma tu trabajo. Me sentí satisfecho por un trabajo bien hecho, alegre por haber ayudado Juana en sus últimos momentos.... desesperado por no poder evitar que muriera porque sus pulmones se negaban a funcionar, y destrozado por el dolor de una familia que no sabían tampoco cómo aliviar a Juana.

Finalmente el doctor de urgencias propuso a la familia dormir a Juana para que no sufriera tanto. Tras discutirlo un rato se lo propusieron a la propia Juana. En palabras textuales:

"Quiero dormir, quiero dormir. Estoy cansada de vivir y sufrir, quiero dormir y que termine."

Y gracias a Dios, la familia respetó la decisión de Juana. Pero yo no calibré las consecuencias que tendría para mí ese hecho.

Un rato después tuve la prescripción: Midazolan y morfina en jeringa eléctrica. Al momento las preparé, sabía que era lo correcto, y ahora sigo pensándolo. Pero cuando llegué a la habitación, dije: "Ya llego Juana, esto te ayudará a dormir". Y recordé una conversación que tuve con un estudiante de enfermería en Chile, que era totalmente contrario a la eutanasia. Este chico me dijo:

"Tú dices estar a favor de la eutanasia, pero llegado el momento no serías capaz de ayudar a alguien a morir."

Quiero clarificar que lo que ocurrió con Juana no es eutanasia. En términos técnicos se denomina ortotanasia, y consiste en darle a una persona moribunda una cantidad superior de anestésicos o calmantes aun sabiendo que en circunstancias normales es malo para la salud. Y está recogido en la ley y la práctica médica.

Pero las similitudes son evidentes. Aunque, mientras le conectaba las perfusiones, sabía que hacía lo correcto, me resultó duro.

Al momento de empezar el tratamiento, Juana empezó a dormirse. Mi compañera auxiliar y yo la cogimos de las manos ante la familia. Juana nos habló mientras se dormía de lo mucho que le habría gustado visitar Mallorca. Nos dijo que le faltaba su hija pequeña, que no había podido ir a verla. Dijo que qué iba a ser de su marido, y la familia no tardó en decirle que ellos se ocuparían de todo. Yo me aparté y dejé que una de las hijas de Juana, llorando, me sustituyera.

Mi compañera, en un momento, le preguntó:

-¿No vas a ir a Mallorca, Juana?
-No, no iré.
-¿Y dónde irás?

Y Juana ya no respondió, quedó dormida por efecto de la medicación. La pregunta quedó en el aire. El marido de Juana perdió los nervios y abrazó a su esposa en la cama. Mi compañera me preguntó si quería salir... y salí.

Me crucé con un compañero que me preguntó si estaba bien. Negué con la cabeza, no podía hablar, y tampoco me detuve. Después, a mi espalda me dijo

-Si quieres te invito a un cigarro.

Me costó unos segundos encontrar la voz para responder.

-Lo que ahora necesito es un pañuelo -le dije.

Fui al baño, necesitaba estar a solas. Y, por primera vez en muchos años, me encontré llorando. Pero en ese momento pensé algo. Pensé: "Soy enfermero, ¡Joder! ¡Andando al trabajo!". Y mi trabajo en ese momento era estar disponible por si la familia no podía soportar la situación. Era yo quien debería soportarla.

Y lo hice. Me lavé la cara, respiré hondo varias veces, y volví al servicio para hacer mi trabajo.

Juana tardó 20 minutos tras la analgesia en morir. No os voy a engañar diciendo que llegué en medio de un drama alrededor de un cadáver. La familia hasta había metido bien en la cama a Juana, al punto de que parecía estar dormida, y estaban todos serenos. Algún hipido de una de las hijas rompía esa serenidad. El marido de Juana estaba en shock, pero el apoyo de su familia le ayudó mucho.

Ahí ya pasamos a la parte menos melodramática de la historia. Explicar los papeleos a la familia, adecentar a Juana, y otros detalles que no queréis saber.

Pero antes del arreglo, me concedí un buen descanso. Una enfermera de urgencias me cogió, casi literalmente, por las orejas, me llevó fuera y me plantó un cigarro en la boca y un café en la mano.

Papá, mamá, lo siento, pero sí, a veces fumo.

Mi compañera tuvo una urgencia en urgencias (valga la redundancia) y no pudo quedarse. Me quedé fuera solo, con un cigarro en una mano y un café en la otra, pensando en lo que había pasado. Varias veces volví a sentir lágrimas en los ojos, pero supongo que a causa de la presión cultural del "macho español" las contuve. Pasé una buena media hora fuera, y al final volví a mi servicio con una pregunta en la mente:

¿De verdad vale la pena el mal rato que he pasado?

No tardé en tener respuesta. En el pasillo había dos de las hijas de Juana hablando con mi compañera. Cuando me vieron se deshicieron en agradecimientos. Me explicaron lo bien que hablaba Juana de mí, hasta me contaron cosas y anécdotas que yo le había explicado a Juana. ¡Era cierto, no lo decían por cumplir!

Esto me recordó por qué soy enfermero. Un enfermero no es alguien que reparte medicamentos. No es un psicólogo ni un pedagogo. No es un asistente social ni es un médico. Es un poco de cada cosa. La enfermería es un arte dedicado a cuidar de las personas enfermas, a ayudar a personas que necesitan ayuda, y a aliviar el sufrimiento de aquellas que van a morir.

Hoy puedo afirmar, sin lugar a dudas, que he pasado el peor momento de mi vida como enfermero. A la vez que el más hermoso.

Estoy agotado emocionalmente, me voy a dormir. Pero sí tengo algo que decir antes de dejaros.

Me encanta mi trabajo.

69 commentaires:

  1. Aparte de buen enfermero, eres una gran persona.
    Se necesitan mas humanos en esta sociedad.

    RépondreSupprimer
  2. Ahora me tienes que dar el pañuelo a mí. Grande.

    RépondreSupprimer
  3. Genial el testimonio. Teniendo reciente aún la muerte de mi abuela me he identificado mucho con la historia, las personas como tú hacéis que no pierda del todo la fe en la humanidad.

    RépondreSupprimer
  4. Gracias por compartirlo. No he leído nada más de ti, sólo esto.

    RépondreSupprimer
  5. Seguro que reconforta, aún sabiendo lo duro que es, saber que has hecho el bien.

    RépondreSupprimer
  6. De parte de otra enfermera: GRACIAS por este gran testimonio. Yo me considero una persona con mucho aplomo y capaz de llevar bien estas situaciones, pero siempre se me hace un poco cuesta arriba ver el sufrimiento de la familia; a veces es un poco nuestro sufrmiento también.
    Gracias también porque con este árticulo se puede ver que no todas las enfermeras somos esas "brujas pinchaculos".

    RépondreSupprimer
  7. Enhorabuena y gracias a gente como tú por tener una de las dedicaciones (no un mero trabajo) más dignas que puede tener un ser humano.

    RépondreSupprimer
  8. Me has hecho llorar.

    Yo he sufrido una operación gordota y por desgracia he estado otras veces en hospitales, aunque no siendo el paciente.

    Los enfermeros sois superheroes.

    RépondreSupprimer
  9. Gracias a todos por vuestros comentarios.
    Escribí esto tanto para desahogarme un poco, como para que otras personas -enfermeras o no- supieran de mi experiencia, y en parte, les ayudara a sobrellevar situaciones parecidas.

    Pero desde luego nunca esperé pasar a ser portada de Menéame O_O.

    Gracias a todos por vuestro apoyo!

    RépondreSupprimer
  10. Joder. A veces merece la pena leer historias como esta para valorar lo que se tiene en casa.

    RépondreSupprimer
  11. Una historia hermosa que te hace ver que queda bondad en las personas, gracias por compartirla. Nunca dejes de tratar bien a las personas, está en tus manos el hacerlo y que ellas guarden un recuerdo por siempre de ti.

    RépondreSupprimer
  12. Que bonito. Me has hecho emocionarme de verdad.

    RépondreSupprimer
  13. Estoy muy emocionado de haber leído tu historia. Gente como tú hace que este mundo sea maravilloso. Gracias a todos los enfermer@s por vuestra dedicación y amor al enfermo. Eres una gran persona!

    RépondreSupprimer
  14. Me ha emocionado tu post, soy una enfermera de Jaén, trabajo en quirófano, allí nuestro trabajo es totalmente técnico y al servicio de los facultativos, mientras te leía he recordado por qué estudié yo enfermería, siempre me gustó el trato humanitario con la gente, echo de menos esa función, que en mi puesto no puedo desarrollar, te doy la enhorabuena por haber relatado con tus bonitas palabras que es ser enfermero. Muchas gracias.

    RépondreSupprimer
  15. Demasiado bueno, "hermano". Yo también estoy orgullosa de haberte conocido (Joana, del club)

    RépondreSupprimer
  16. eres un gran tipo, espero cruzarme con gente como tu en esta vida

    RépondreSupprimer
  17. De verdad que las lagrimas me corren por la mejilla

    RépondreSupprimer
  18. Estos pequeños detalles, en ocasiones son los que hacen reafirmar a una persona que quiere seguir con su profesión (en este caso enfermería).

    En otras ocasiones, a veces es lo contrario después de varios casos.

    RépondreSupprimer
  19. ¿quién aprendió más de quién? Esa es la pregunta.Da gusto ver que personal que cumplen una labor social tan importante como la tuya, sienten y tienen corazón. Si yo fuera tú, para reafirmar lo positivo de esta historia y no quedarme con lo doloroso iría con una sonrisa enorme a Mallorca por ella, y lo pasaría genial. Allá donde esté Juana, se quedó con eso pendiente y aunque seguro estará llena de Amor, porque amor era, descansará porque tú le brindes un viaje que ella en su lecho de muerte se lamentó de no hacer. Juana grande! Pero tú no eres menos.olé por ser persona ! Ojalá mas funcionarios y gente con labor social fueran como.ella quería irse, lo dijo, y te estará agradecida seguro. Nadie se cruza en tu vida por azar.http://www.youtube.com/watch?v=_ZB12xPyFSc

    RépondreSupprimer
  20. Hola, soy un chico de Castellon. No te conozco de nada, he llegado a tu historia por casualidad.

    Despues de leerla estoy llorando a lagrima viva y siento envidia sana por la pasion que pones en tu trabajo. De verdad, enhorabuena por ser como eres, todo un profesional (como enfermero y como persona). Enhorabuena de verdad y sigue asi por favor.

    RépondreSupprimer
  21. Hola, no te conozco y es la primera vez que visito el blog, he llegado aquí por un enlace en twitter.
    no tengo palabras para expresar lo que siento tras la lectura, solo darte las gracias por existir y ser como eres.

    un saludo

    RépondreSupprimer
  22. Estoy alucinando de cuánto se ha extendido el relato. Este blog no había recibido tantas visitas en toda su existencia como en las últimas dos horas. Una pena que tenga pocas cosas más interesantes que contar :D.

    Me emociono con vuestros posts, gente, de verdad. Me falta ahora media hora para poder empezar a postear en menéame y responder a algunos de los debates que hay bajo mi entrada. A ver si clarifico lo de eutanasia y ortotanasia :D

    RépondreSupprimer
  23. Así es, una de cal y otra de arena, es decir, siendo enfermero como soy veo lo que importa realmente y lo que no. No quiero decir que las vanalidades de algunos pacientes no sean importantes para ellos, pero... frente a esta situación no se debe pretender que una pastilla o un suero agotado sea una prioridad en nuestro trabajo mientras le hacemos oídos a una persona con dolor o con un tiempo limitado de vida.
    No somos superhéroes, se llama vocación.

    RépondreSupprimer
  24. Gracias por explicarlo... gracias por sentirlo con el corazón y explicarlo. Es reconfortante saber que por ahí aún quedan personas humanas, y dice mucho en favor de tu profesión. ¡No cambies!

    En cuanto puedas, ya sabes... ¡a Mallorca!

    RépondreSupprimer
  25. Siempre he pensado que los profesionales de la sanidad deberian ser los trabajadores mejor retribuidos de nuestra sociedad. Es un trabajo, una responsabilidad tan grande... que no se paga con dinero.
    Tiemblo al pensar que pasara si sigue la politica actual de recortes sanitarios.

    RépondreSupprimer
  26. Se me han puesto los pelos de punta. Tengo que decir que he perdido a una de las personas mas importantes de mi vida recientemente, a mi iaio, y gracias a Dios tambien nos han dado muy buen trato. El se fue apagando poco a poco, pero en su final no sufrió xq se fue durmiendo. Lo echo de menos pero se que ahora estara mejor ya que su cuerpo era débil y ya ni se movía, y el siempre habia sido muy fuerte y no paraba en casa. Me quedan muchos recuerdos, y me gustaria dar las gracias, desde la otra cara de la moneda, a todos los asistentes de personas mayores, tanto en residencias como en hospitales, que con su dedicación profesional hacen que su calidad de vida sea mejor. Me faltas mucho iaio!

    RépondreSupprimer
  27. Manu, está claro que Juana y tú eráis almas gemelas. Hicistéis migas desde el primer momento y eso se nota en tu relato. Tu profesión es grande y con esta vivencia tan importante lo has demostrado.
    Un abrazo
    Jorge

    RépondreSupprimer
  28. Hermoso, muy hermoso. Creo que las historias mas bonitas, son las que ocurren en el día a día, y sobre todo, si se cuentan desde el corazón. Tu has abierto el tuyo, y nos has dedicado una de las historias mas bonitas que he escuchado nunca. Rehuyo de los hospitales, después de un accidente muy desagradable que tuve, pero es verdad, que cuando no entiendes nada, y lo estás pasando mal, esa sonrisa que encuentras llega de comprensión y cariño, te reconforta y te da calor. Eres una gran persona.

    RépondreSupprimer
  29. He terminado de hacer unas cosas y antes de marcharme para el gimnasio para ver si superaba mi marca de entrenamiento he abierto el meneame y me he encontrado con tu historia.
    Me has hecho llorar, pero al mismo tiempo reitero que estas cosas hacen creer a uno en la humanidad. Gracias a ti y a gente como tu podemos tener fe en la vida.
    El caso de mi abuelo fue parecido al menos en lo clínico y no pude ir hasta que no estaba prácticamente en la últimas. Pensar que se cruzó con gente como tu en sus últimos días me emociona y hace que me emocione.
    obviamente no te conozco de nada
    Gracias

    RépondreSupprimer
  30. Muy bonito amigo, me as hecho casi llorar, sigue así por que realmente quedan pocas personas como tu en la vida, tan especiales,
    Saludos y gracias por ser así.

    RépondreSupprimer
  31. Gracias por compartir lo vivido, la verdad es que casi se me ha derramado una lagrimita, pero como soy cholo recio no ha podido salir. ;')
    Saludos de un peruano en España

    RépondreSupprimer
  32. Nunca jamás había comentado en un blog, pero acabas de describir la muerte de mi abuelo en enero y acabas de poner voz a los ángeles q se encargaron de cuidarlo en sus últimos días, ellas trabajan en el hospital clínico de Zaragoza y fueron las personas más cariñosas y entregadas con las q me he cruzado en ese hospital. Personalmente tuve varias conversaciones con ellas en las q me contaban lo dulce, fuerte y buen paciente q fue mi abuelo, incluso vi alguna lagrima en los momentos finales... Te doy las gracias a ti como en su momento se las dí a ellas...

    RépondreSupprimer
  33. Querido amigo, espero que sepas entender lo que vengo a escribirte. Ójala mi padre, al que estaba muy, muy unido, se hubiese encontrado con un enfermero como tú en sus últimos días. A él lo intubaron, dos veces, (entre otras lindezas que no voy a contar aquí) mientras estaba tan debil que no podía darse la vuelta en la cama sólo. No te conozco, pero me hace sentir mejor que existan personas como tú dedicandose a esta profesión.

    Saludos
    Enrique.

    RépondreSupprimer
  34. Precioso.
    Quien hemos estado del otro lado sabemos el gran papel que hacéis.
    Mi más sincera enhorabuena

    RépondreSupprimer
  35. Manu, eres un privilegiado por estar donde quieres, hacer lo que te gusta y reconocerte en ello. Te queremos. Mil besitos

    RépondreSupprimer
  36. Permíteme la confianza Manu. No tengo el placer de conocerte, y casualmente he llegado a esta página buceando entre las noticias de menéame. Siento esta historia como propia, pero desde el punto de vista de la familia. Con gran pesar y angustia me has hecho recordar momentos muy duros que he tenido que digerir como he podido. Recientemente perdí a mi madre en circunstancias similares (distintos nombres, distintas dolecias aunque mismo sufrimiento y desesperación). No te puedes ni imaginar lo agradecidos que estamos toda mi familia y yo a los enfermeros y auxiliares que estuvieron atendiendo a mi madre durante casi dos meses que duró su estancia en el hospital. Es tal el agradecimiento que besaría por donde pisan estas excelentes personas y grandes profesionales. Los momentos finales fueron muy duros aunque siempre tuvimos el trato más digno que cualquier persona debe recibir en esas circunstancias y que no siempre encuentra. De verdad MUCHAS GRACIAS por realizar esa labor de manera tan humana y profesional. GRACIAS

    RépondreSupprimer
  37. Eres una gran persona, me ha emocionado muchisimo, tienen suerte de tenerte

    cristina

    RépondreSupprimer
  38. Hola
    Hace poco estuve ingresado por una infección que al final se curó afortunadamente. Vi enfermeros y enfermeras como tú. Gente con ganas de hacer la vida agradable a los enfermos y me encantó. También vi el lado opuesto. Enfermeros/as sin dar ni golpe y pasando de los enfermos. Eso no me gustó tanto. Creo que hay que obrar como lo hiciste tanto por ser buena persona como por ser buen profesional. También creo que hay que hacer algo con la gente que no es tan buen profesional. Tenemos que esforzarnos al máximo, intentar ser lo mejor que se pueda cada uno en nuestro trabajo hacer una cadena ayudándonos. Hoy por ti mañana por mi. Un abrazo

    RépondreSupprimer
  39. Manu como tu bien sabes hace tres años murio mi abuela. Me has hecho recordar los tres dias de sufrimiento que tubo con enfermeras muy distantes ojala el resto de enfermeras y enfemeros aprendan de ti. Mi abuela estando sedada con morfina cada vez que le quitaban los liquidos de la boca para que puediera respirar se retorcia de dolor, hace escasas semanas tambien tube que enterrar a un tio mio por cancer oir solo el sufrimiento de mi tio me dejo destrozado, tube que salir de la habitacion por que no soportaba verlo sufrir ahora se que yo no podria hacer lo que tu haces OJALA TODOS APRENDIERAMOS DE TI!

    RépondreSupprimer
  40. Cuando llegue mi hora, quiero que me atiendas tú, Manu Gala. Mucho ánimo!

    RépondreSupprimer
  41. Muy valiente, si señor. Eres muy grande tio. Un placer haberte leído, y te doy todo mi apoyo en este momento tan complicado tanto personal, como profesional.
    Mi comprehension, cariño y sentimiento contigo, y con Juana, su marido y su familia.

    RépondreSupprimer
  42. Me ha encantado leerte, ojala exista mucha gente como tu.

    RépondreSupprimer
  43. Brutalmente emocionante.

    Me quito el sombrero ante tí. Por favor, no cambies. Gente como tú hace de este mundo un sitio mejor.

    Saludos.

    RépondreSupprimer
  44. Saludos, un relato realmente culpidor. Mi abuelo murió el año pasado exáctamente del mismo modo que describes. En su caso él tenía los pulmones muy mal de haber fumado, de neumonía mal curada de pequeño y de haber trabajado en ambientes llenos de polvo de metal, fatal combinación. Mi abuelo tenía una salud de hierro, todo le iba bien pero sus pulmones era sabido que no tenían cura. Para nosotros los últimos días fueron muy duros y vivimos casi calcados estos mismos detalles que comentas.

    RépondreSupprimer
  45. se me han puesto los pelos de punta!
    un beso, da gusto ver que hay tan buenos profesionales por el mundo!
    besitos!

    RépondreSupprimer
  46. Maravilloso relato, emocionante, gracias por compartir

    RépondreSupprimer
  47. Gracias por volver a hacerme creer que ese tipo de Enfermería es posible
    Gracias por demostrarle a la gente lo grande que es esta profesión
    Por gente como tú vale la pena decir...SOY ENFERMERA.
    una gran lección sin duda

    RépondreSupprimer
  48. Gracias por compartir tu vivencia, muchacho, yo tambien creo que eres una gran persona.

    RépondreSupprimer
  49. Hace pocos meses murió mi padre en circunstancias similares: consciente pero con muchisimas dificltades para respirar. El enfermero se portó muy bien y nos recomendó sedarlo para que no sufriera.

    Difícil momento ese en que sabes que una vez aplicado el sedante ya es el fin...

    Mis agradecimientos a ese enfermero y a todos los que hacen su trabajo lo mejor posible.

    RépondreSupprimer
  50. Me has puesto los pelos de punta..

    Solo puedo agradecerte tu trabajo y el de todos los enfermeros.
    Desgraciadamente no se os da la importancia que mereceis.
    Un saludo y un abrazo.

    Has ganado un seguidor.

    Victor.

    RépondreSupprimer
  51. Ce commentaire a été supprimé par l'auteur.

    RépondreSupprimer
  52. Anda Manu, dejame un pañuelo a mi!!!
    Hace unos meses murio mi padre, y se encontro primero con unos médicos y enfermeros que no le hacian ni caso, pero despues se encontro con unos como tú, que hicieron todo lo posible por ayudarle, pero ya fue demasiado tarde...
    Tal vez si el primero hubieras sido tú, ahora estaría vivo!!!!!
    Odio la expresión "los chicos no lloran", me gustaría poder llorar y expresar y compartir mis sentimientos igual que lo hace una chica o una mujer!!!!!
    Un saludo

    RépondreSupprimer
  53. Mi mujer es una enfermera con vocacion como tu y animo que lo que has hecho es tu trabajo y lo has hecho lo mejor posible, es dificil pero sois indispensable para la gente enferma.
    D

    RépondreSupprimer
  54. Un saludo amigo y muchas gracias por compartir tu experiencia...gracias de corazón...

    RépondreSupprimer
  55. Mi madre es enfermera como tu. Me refiero a que entiende, padece y disfruta de su labor de la misma forma que has relatado.

    Tiene que ser algo vocacional para estar en REA, UCMA, UCI... lidiando con el dolor ajeno a diario, dejando un pedacito de corazón en cada paciente y sus familiares.

    RépondreSupprimer
  56. No cambies y contagia tu espíritu!

    RépondreSupprimer
  57. Ce commentaire a été supprimé par l'auteur.

    RépondreSupprimer
  58. Un abrazo, eres grande enfermero!!!

    RépondreSupprimer
  59. Hola, gracias por compartir. Si tengo que ir a un Hospital, ojalá que te tenga a ti de enfermero por Dios!! muchísimos besos y gracias por la valentía de colgar esto, nos sirve a todos para reflexionar.

    RépondreSupprimer
  60. Bueno, no sabes cuanto me identifico contigo. A pesar de que trabajo en un Centro de Salud tengo pacientes en cuidados paliativos y ayudarles a morir es duro pero a la postre muy gratificante, porque mi estimado compañero la muerte es lo más indigno que hay. Por lo menos los míos se mueren en casa, que siempre ha sido su hogar y no en un frío y duro hospital, eso me da más trabajo pero merece la pena.

    RépondreSupprimer
  61. Ahora mismo estoy llorando. Enhorabuena por tan hermoso momento, la muerte es parte de la vida y esta experiencia es para ti. Disfrútala y recuérdala con cariño.
    Si yo fuera Juana, me hubiese gustado que alguien como tú, hubiese estado ahí.

    RépondreSupprimer
  62. Qué testimonio más hermoso. Si todos los enfermeros y enfermeras fueran así, estaríamos salvados, y el paso al otro mundo sería más leve. Enhorabuena y que sirvas de ejemplo!

    RépondreSupprimer
  63. Gracias por compartir tu experiencia y gracias por ser como eres

    RépondreSupprimer
  64. ...precioso, tengo mas amig@s enfreme@s, y se por lo que me han contado que se tiene que tener un corazon de hierro para poder aguantar....si has estado en urgencias, U.C.I o U.V.I....lo sabrás. Yo pase el fin de mi abuela muy mal...no por ella(que la cabeza ya le fallaba) si no por la burbuja de dolor que se contagiaba, hija(mi madre), nuero(mi padre) y demás....con lo cual lo unico que deseo a cualquiera que sea lo que sea pase rápido

    RépondreSupprimer