lundi 8 février 2010

Putas falsas de mierda.

Bueno, ha habido muchas novedades. Profesionalmente hablando. No demasiado buenas. Os pongo al día.

En primer lugar, creo que ya lo comenté a algunos de vosotros, he estado trabajando bastante con una enfermera con la que no me he llevado bien desde el principio. Cosas que pasan, no te puedes llevar bien con todo el mundo. Por ponerle un nombre, digamos que se llama Marion.

La tal Marion, desde que empecé a trabajar doblado por ella, me estuvo dando mucha caña con cosas que yo no hacía bien. Este hecho en sí, obviando el que no me lo dijese de forma precisamente cortés, no me molestó en exceso. De hecho siempre he agradecido que alguien se tome la molestia de hacerte notar tus errores. Y francamente, quiero creer que cuando me han comentado algún fallo, no he vuelto a repetirlo.

Lo bueno viene ahora. A principio de diciembre me hicieron, literalmente en un post it, mi planing de turnos de noche de diciembre y enero. En dicho planing, yo disponía de 10 días libres, desde el 23 de enero, hasta el 2 de febrero. Días que yo he aprovechado para descansar y viajar con calma por francia.

La sorpresa llegó la semana pasada, el día 2, cuando me llamó mi amiga Alicia antes de ir a trabajar. Para decirme que... ¡Tenía que haber ido a currar el viernes 29!¡Mi sorpresa fue mayúscula! Y entre blasfemias y maldiciones, busqué mis planings de estas fechas. Sólo tengo hecho el planing de Febrero de forma fiable. El planing de Enero, suponiendo que lo encuentre, y suponiendo que no lo halla tirado, sigue tratándose de un puto Post-it escrito a boli. ¡A ver cómo demuestro yo que mi planing estaba mal! Aparte, en el planing de la planta general, yo no aparecí hasta febrero. Así que no tengo mucha forma de demostrar que no es culpa mía. Lo que no he acabado de captar es por qué cojones nadie me llamó. Si me hubiesen avisado, que yo estaba en Montauban, en 10 minutos estaba en la clínica listo para trabajar. Y sí, tienen mi teléfono, que yo me molesté en dar el número en personal por algo. No por capricho.

Ahí no acaba la cosa.

La tal Marion -¿os acordáis?- escribió una carta poniéndome a caer de un burro, profesionalmente hablando. Yo no he conseguido una copia de dicha carta, pero por los comentarios que me ha dicho mi amiga Alicia, dice de todo sobre mí menos guapo. Dicha carta, no sólo ha pasado por las manos de todo el servicio, sino que ha acabado en manos de Madamme Guiyomar. ¡La jefa de personal de la clínica!

En primer lugar, ha sido una puñalada trapera. En segundo lugar una carta se supone privada. ¿Por qué demonios la ha leído todo el mundo menos yo?

La vuelta al servicio ha sido un poco una mierda. Como es costumbre entre las enfermeras, todo el mundo habla de todo el mundo. Y evidentemente el español no se libra. Ahora esto se ha acentuado, soy la comidilla de media clínica.

De aquí viene el título de este post. Nadie, absolutamente nadie, me ha dicho nada de la carta. Cuando vi a Marion, evidentemente lo primero que hice fue explicarle por qué no fui el viernes. Yo no voy a perder la educación por muy petarda que ella sea. Después de que ella me dijera "bueno, si no lo sabías no es culpa tuya" y "a veces hay errores en los plannings", toda la noche estuvo super correcta conmigo, super educada, etc. Y sin decirme nada de la puñalada malaya que me había pegado por la espalda.

¡Pero que tía más falsa!

El tema de la carta está por ver qué consecuencias va a llevar. Madamme Guiyomar ha concertado una cita conmigo el lunes que viene, día 15. Supongo que, como hoy empiezo a trabajar sin doblaje, querrá ver cómo me comporto. El tema es que ahora casi toda la clínica habla del "español incompetente que no fue a trabajar un día". Al menos es lo que se recoge de los testimonios de otros enfermeros españoles en otros servicios.


Pero algo tengo claro. Yo no soy de andar criticando a las espaldas de la gente. Aclararé las cosas con mi compañera cuando toda la tormenta pase. Educadamente, por supuesto.